Los niños son el público más fiel y exigente de los magos.
Más de veinte años de experiencia avalan mi trabajo para un público tan especial.
Principalmente busco la participación y la implicación de los chavales en todo cuanto
sucede en el escenario, tanto si suben como voluntarios o ayudantes como si permanecen
en sus asientos.
El humor y la globoflexia son un complemento y un recurso que siempre funciona en
este tipo de actuaciones.